Entrelíneas de la Política Económica Nro 5

EDITORIAL
En la presente edición de la revista nos detenemos a analizar tres cuestiones clave del actual proceso económico.
En primer lugar, y desde una óptica diferente realizamos un análisis comparativo sobre cómo afectaron a la distribución de los ingresos del país las principales fases de crecimiento económico desde la última dictadura militar en adelante.
La metodología elegida proviene de un trabajo del economista brasileño Bacha que plantea diferentes valoraciones por estrato social para medir la evolución de los ingresos.

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Una mirada alternativa del crecimiento en la Argentina

Por Alfredo Iñiguez y Germán Saller

A partir de la metodología proveniente de un artículo del economista brasileño Edmar Bacha, el trabajo trata de medir el sesgo del crecimiento de los esquemas macroeconómicos implementados en los últimos 30 años sobre la evolución de los ingresos de la población en términos distributivos. Los resultados muestran que recién a partir de los últimos cuatro años el crecimiento económico tuerce un rumbo que hasta ese momento estaba orientado hacia los sectores más ricos de la sociedad. En el último cuarto de Siglo XX la única excepción había sido un corto período con la vuelta de la democracia en 1983.

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La nueva Deuda Pública
Por Leonardo Perichinsky y Rafael Selva

La deuda pública asciende en la actualidad a unos 165 mil millones de dólares. Veinte mil millones más que al final de la Convertibilidad.
Se perdió la oportunidad de contraer en dólares el monto total, dada la mega devaluación del peso, con la pesificación de una parte y el canje de buena parte la otra. El ajuste por CER incrementa un punto la deuda total por cada tres de inflación. Sin embargo, esta deuda parece menos nociva que la de la década pasada.

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Llenar un vacío (o el descrédito de los bancos)
Por Leonardo Perichinsky

El fuerte crecimiento económico de estos años se dio en un contexto de escaso nivel de crédito. La inversión más que duplicó su participación en el PBI y ya es superior a la que se registraba en el mejor momento de los 90; sin embargo, el stock de crédito actual es menos de la mitad en términos del producto. Incluso, la mayoría del crédito interno actual se destina a consumo. Más allá de que pueda ser saludable que algunos sectores no crezcan motorizados por el crédito (para evitar burbujas que luego se pinchan y generan desastres) resulta necesario contar con financiamiento de largo plazo para infraestructura pública y proyectos productivos no promocionados por los precios internacionales. Las nuevas medidas no apuntan a solucionar los principales problemas de financiamiento de la economía.

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